Prólogo a nuestro libro “Comunicación para otro desarrollo”
Somos profesionales. Tenemos más de cuarenta años de experiencia aplicando la comunicación a toda clase de proyectos o diseñando iniciativas integrales de comunicación. Somos parte de una comunidad profesional y académica que trabaja y cree en la Comunicación para el Desarrollo. No obstante, nos hemos dado cuenta de que actuamos como una secta, casi como masones en una sociedad secreta; nos reconocemos mutuamente por nuestro modo de hablar. Si nos comunicamos tan bien entre nosotros, ¿por qué no podemos explicar a nuestros amigos y parientes qué es esto que hacemos? Hemos visto que funciona pero, ¿cómo es posible que no logremos explicar su potencial?
Resulta irónico que hayamos defendido este campo por medio de un tipo de publicación que solo los comunicadores convertidos pueden leer. A pesar de estar concebidos para una audiencia más amplia, nuestros escritos han sido inaccesibles, solo interpretados por académicos. Nuestro libro es un intento de romper con este hábito.
Transmitiremos nuestras ideas a través de relatos que versan sobre lo que mejor conocemos: los errores, los triunfos efímeros y las múltiples frustraciones con las que hemos lidiado durante nuestra práctica. Como muchos de ustedes, hemos sufrido la experiencia de leer fervientes informes sobre proyectos que no reflejan la realidad tal como la conocemos. ¿Quién les hizo pensar que esto era un juego? Por eso decidimos restringir nuestros relatos a solo aquello que hemos experimentado, con algunas pocas excepciones. En algunos casos esto nos ha llevado a bajar al terreno para asegurarnos de que nuestros recuerdos no estén alterados.
Es sorprendente descubrir lo difícil que es escribir sobre la comunicación. No tanto sobre los aspectos básicos de la práctica –la planificación, la investigación de audiencia, los medios y los métodos–, sino sobre la esencia de la comunicación, los puntos relevantes que hacen de la comunicación el centro de un buen desarrollo. Ahí radica la parte difícil.
Hemos comprendido que el único carácter que sostiene a la Comunicación para el Desarrollo, como campo, es su constante negociación por la supervivencia. Si usted mira alrededor, verá que las unidades bajo esta etiqueta han desaparecido en buena parte de las organizaciones multilaterales. No obstante, e irónicamente, nunca ha sido más apremiante la comunicación para nuestro planeta que en estos días. Mientras aparecen signos que aclaran el proceso de globalización, nuevas formas de colaboración y de trabajo en red nos renuevan las esperanzas. En este libro no usamos la frase “Comunicación para el Desarrollo” como emblema, sino como indicador de una historia que merece ser revisada. Confiamos en que los principios centrales de Comunicación para el Desarrollo serán propagados, aunque no ocurra así con su nombre. Al término de este libro, seguro que usted ya estará trabajando en su propia versión.
Si nos preparamos bien, planificar una estrategia de comunicación no es difícil. Tampoco es excitante si se mira fríamente. Esto nos hizo cuestionarnos por qué muchos de nosotros dedicamos tantos años a la ingrata tarea de explicar la importancia de la comunicación para la comunidad del desarrollo internacional. Nuestro amigo y colega de la comunicación Ashoke Chatterjee lo expone sin rodeos: Un proyecto sin comunicación es tan iluso como intentar hacerlo sin dinero.
Comunicación para otro desarrollo. Escuchar antes de hablar de Wendy Quarry y Ricardo Ramírez está disponible en nuestra web.